Por fin, dejé de lado el tedioso despertador este fin de semana. Fue un gran alivio. Logré
disfrutar más de mi jornada de sueño y no me preocupé tanto por cumplir con mis
labores diarias, acostumbradas, de lunes a viernes. Tuve más tiempo para
descansar, (eso era lo que más quería hacer) y fue posible.
El sábado, mi día empezó a las 6
de la mañana, preparé el desayuno, disfruté
de una buena ducha y luego me alisté para dar un paseo como lo había
planeado el día anterior. Fui al paradero, tomé la ruta y pude disfrutar del
recorrido, me pude fijar, mientras iba en el bus, de los rayos del sol que se
reflejaban en la ventana; observé la
actividad comercial de los vendedores
que estaban cerca de la plaza Guarín, me causó curiosidad que se subió
al bus un señor de unos 70 años, aproximadamente, con una vitalidad
arrolladora y de buen semblante, llevaba
una bolsa con frutas y se le veía muy contento, y dentro de mí pensé, que si
todos regalamos una sonrisa en la mañana, tendremos un buen resto de día (nunca esperé llevarme una reflexión de
estas en un bus).
En fin, pasó el tiempo, mientras unos iban y venían en el recorrido, yo
llegaba poco a poco a mi destino, me bajé del bus, mi novio me esperaba, decidimos ir a caminar,
hablar de lo que habíamos hecho en la semana y luego fuimos a almorzar. Ya debía regresar a casa, así que
nos despedimos y tomé de nuevo la ruta de bus para dirigirme a casa.
El domingo fue un día más
relajado, permanecí todo el día en casa y aproveché para realizar la limpieza
de mi cuarto, me deshice de algunas cosas que ya no me servían. En la tarde, me
dediqué a redactar la crónica para la clase de Didáctica, así que puse manos a
la obra y empecé a trabajar en el escrito.
Llego a la conclusión que mi fin de semana fue genial, le saqué provecho al tiempo libre para estar
bien, tranquila y sin el estrés de la
rutina. Considero que, el agite diario,
requiere un espacio para la relajación y eso fue posible en los dos días que
disfruté como debía ser. No se ha ido el domingo y ya empiezo a extrañar lo bien que se
siente cuando llega el viernes, pero bueno, ya viene la nueva semana, no hay de
otra de trabajar como todos los días y esperar a que llegue el fin de semana para
disfrutar del descansito.
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